La dialéctica del amo y el esclavo.
Por Denis Angelo Barriga Muñoz.
(Una lectura del capítulo de la "autoconciencia"
de la Fenomenología del espíritu de Hegel. Y la interpretación que
realiza Marx de tal pasaje origen de su pensamiento).
Sin embargo, esta aparición del ser humano en el mundo en relación con otros,
es decir, como autoconciencia, toma la forma violenta de una lucha a muerte por
el reconocimiento del o de los otros. Esto es lo que describe Hegel en el
pasaje de la Fenomenología del Espíritu, de la Dialéctica del amo y el esclavo.
-o señor-siervo-.
En una lucha a muerte por el reconocimiento las dos autoconciencias
se enfrentan con miras al reconocimiento del otro y vice versa, siendo la
conciencia señorial aquella que ama más la libertad que la propia vida,
"el amo", y al contrario, la conciencia servil, aquella que ama más
la propia vida que la libertad. Es así como el amo somete al esclavo, y el
esclavo sometido se apega a las cosas para servir al amo. Lo que Marx, más
tarde diría de la fetichización o cosificación del hombre, el proletario en
mercancía, objeto.
Sin embargo, este esclavo sometido al amo, está en contacto con las
cosas, se relaciona con ellas y transforma el mundo material mediante la
acción, y de manera negativa, en este crear el mundo, se hace autoconciente, se
hace humano. El amo en la soledad es servido y se desconecta de las cosas, y al
estar solo, ya no es reconocido por nadie, por otro igual, deja de ser
autoconciente. El esclavo, al transformar el mundo material, se reconoce a si
mismo en su trabajo y en los otros, de este modo se hace autoconciente de que
es esclavo, y además de su poder, pues es él quien es el que transforma lo
real. Esta autoconcienacia de si y su poder, es lo que lo lleva a liberarse del
amo, pero previamente, ha de mediar lucha. Esto es Hegel, no Marx.
La autoconciencia y la libertad.
El hombre para ser verdaderamente hombre y saberse como
tal, debe imponer la idea que tiene de si a los otros, haciéndose reconocer por
estos. Más aún, debe transformar el mundo (natural y humano) donde no es
reconocido en un mundo donde ese reconocimiento sea posible. Esa transformación
del mundo hostil en un proyecto humano de un mundo que esté de acuerdo con ese
proyecto, se llama acción. Esa acción -es esencialmente humana puesto que es
humanizadora-. Sin embargo, la primera acción humana toma necesariamente la
forma de una lucha, de una lucha a muerte entre dos seres que se pretenden
hombres; de una lucha por puro prestigio con miras al reconocimiento del
adversario que desea lo mismo para sí.
La manifestación del individuo humano tomado en tanto
que pura abstracción del ser-para-si (conciencia, vacío de ser, negación, lo
que no es lo otro absolutamente, el yo), consiste en el hecho de mostrarse como
siendo la negación pura de su modo de ser objetivo o cosificado. El ser para si
o ser hombre significa no estar ligado a ninguna existencia determinada,
significa no estar ligado a la vida.
Cada uno de los dos hombres persigue la muerte del
otro. Sin embargo en esa actividad del otro se encuentra también el segundo
aspecto, la actividad para sí mismo: pues la actividad en cuestión, la de la
lucha a muerte por el reconocimiento del otro, implica el riesgo de la propia
vida de quien actúa. La relación de dos autoconciencias está pues determinada
de tal modo que ellas se reconocen –cada una para sí y la una para la otra- por
la lucha de vida o muerte.
La realidad humana no se crea, no se constituye si no en la
lucha con miras al reconocimiento por el riesgo de la vida que ella involucra.
La verdad del hombre presupone la lucha a muerte. Y es únicamente por el riesgo
de la vida que se reconoce la libertad. (La conciencia señorial que ama más la
libertad que la vida es la que pone en riesgo esa vida y en ello reconoce la
libertad).
Bibliografía orientadora.
La fenomenología del espíritu de Hegel
La dialéctica del amo y el esclavo de Kojeve
El pensamiento alemán de Kant a Heidegger de Eusebi
Colomer, Tomo II, “El idealismo alemán”.
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