"En resolución, él se enfrascó tanto en su lectura, que
se le pasaban las noches leyendo de claro en claro, y los días de turbio en
turbio; y así, del poco dormir y del mucho leer se le secó el cerebro de
manera, que vino a perder el juicio. Llenósele la fantasía de todo aquello que
leía en libros, así de encantamientos como de pendencias, batallas, desafíos,
heridas, requiebros, amores, tormentas y disparates imposibles; y asentósele de
tal modo en la imaginación que era verdad, toda aquella máquina de aquellas
soñadas invenciones que leía, que para él no había otra historia más cierta en
el mundo."
"En efecto, rematado ya su juicio, vino a dar en el más
extraño pensamiento que jamás dio loco en el mundo, y fue que le pareció
convenible y necesario, así para el aumento de su honra, como para el servicio
de su república, hacerse caballero andante, e irse por todo el mundo con sus
armas y caballo a buscar las aventuras, y a ejercitarse en todo aquello que él
había leído que los caballeros andantes se ejercitaban, deshaciendo todo género
de agravio, y poniéndose en ocasiones y en peligros, donde acabándolos, cobrase
eterno nombre y fama."
"Limpias pues, sus armas, hecho del morrión celada,
puesto el nombre a su rocín, y confirmándose a si mismo, se dio a entender que
no le faltaba otra cosa si no buscar una dama de quien enamorarse; porque el
caballero andante sin amores era árbol sin hojas y sin fruto, y cuerpo sin
alma."
El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha.
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