domingo, 14 de octubre de 2018


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La autoconciencia-la libertad.
El hombre para ser verdaderamente hombre y saberse como tal, debe imponer la idea que tiene de si a los otros, haciéndose reconocer por estos. Más aún, debe transformar el mundo (natural y humano) donde no es reconocido en un mundo donde ese reconocimiento sea posible. Esa transformación del mundo hostil en un proyecto humano de un mundo que esté de acuerdo con ese proyecto, se llama acción. Esa acción -es esencialmente humana puesto que es humanizadora-. Sin embargo, la primera acción humana toma necesariamente la forma de una lucha, de una lucha a muerte entre dos seres que se pretenden hombres; de una lucha por puro prestigio con miras al reconocimiento del adversario que desea lo mismo para sí.
La manifestación del individuo humano tomado en tanto que pura abstracción del ser-para-si (conciencia, vacío de ser, negación, lo que no es lo otro absolutamente, el yo), consiste en el hecho de mostrarse como siendo la negación pura de su modo de ser objetivo o cosificado. El ser para si o ser hombre significa no estar ligado a ninguna existencia determinada, significa no estar ligado a la vida.
Cada uno de los dos hombres persigue la muerte del otro. Sin embargo en esa actividad del otro se encuentra también el segundo aspecto, la actividad para sí mismo: pues la actividad en cuestión, la de la lucha a muerte por el reconocimiento del otro, implica el riesgo de la propia vida de quien actúa. La relación de dos autoconciencias está pues determinada de tal modo que ellas se reconocen –cada una para sí y la una para la otra- por la lucha de vida o muerte.

La realidad humana no se crea, no se constituye si no en la lucha con miras al reconocimiento por el riesgo de la vida que ella involucra. La verdad del hombre presupone la lucha a muerte. Y es únicamente por el riesgo de la vida que se reconoce la libertad.

viernes, 2 de marzo de 2018





Todas las formas de la autoridad (humana) tienen en común que permiten ejercer una acción que no provoca reacción, porque quienes podrían reaccionar se abstienen consciente y voluntariamente de hacerlo.
-Kojeve-


"La valentía de la verdad, la fe en la potencia del espíritu es la primera condición del estudio filosófico. El hombre debe respetarse a si mismo y considerarse digno de lo más alto. Nunca podrá pensar bastante altamente de la grandeza y del poder del espíritu. La esencia cerrada del universo no alberga ninguna fuerza capaz de oponer resistencia al coraje del saber: no tiene más remedio que abrirse ante él, ponerse desnudo ante sus ojos y ofrecer a su disfrute toda la riqueza de su profundidad."

Hegel.

Conclusión de su lección inaugural en Berlin.